Antes de iniciar, debemos aclarar que nuestra misión es 100% humanitaria, en bien de animales que sufren de manera cronica un problema que confiamos plenamente tiene solución. Lo anterior significa que no es nuestro papel participar en controversias, sino buscar soluciones que beneficien a todos los involucrados, con la plena confianza de que el ser humano, cuando lo decide, puede encontrar salida a caminos que parecen cerrados o difíciles de transitar.

Técnicamente hablando, el problema inicia cuando el lobo marino se encuentra con una red de pesca y esta queda en su cuello, pudiendo romperla de la periferia, pero conservando la red alrededor del cuello. Dado que el filamento de la red se estira solo hasta cierta longitud, pero sin llegar a romperse, comienza a cortar la piel del cuello del lobo marino, conforme este crece. El problema es mas grave para aquellos lobos que se enmallan jóvenes, pues su crecimiento llevará al animal a una muerte segura, al sufrir el corte de traquea y vasos sanguíneos eventualmente.  Para aquellos que se enmallaron ya de tamaño casi final, la suerte no es positiva tampoco, pues el corte en el cuello es una entrada fácil para microorganismos que pueden infectar y terminar con el lobo marino, además de la constante molestia de vivir con una herida siempre abierta en el cuello.